Antonia Irene Soliz tiene 41 años y vive en Santa Cruz, Bolivia. Es una mujer fuerte, valiente y con una sonrisa que nunca ha querido apagarse. Desde hace varios años, sufre de artrosis de cadera, una enfermedad degenerativa que va desgastando la articulación y causando un dolor constante y profundo. Al principio, eran solo molestias. Dolía al caminar largas distancias o al estar mucho tiempo de pie. Pero con el tiempo, el dolor se volvió insoportable. Hoy, Antonia apenas puede caminar unos pasos sin sentir que sus piernas ceden. Necesita ayuda para moverse, para hacer las tareas más simples del día a día… y esa dependencia la entristece profundamente. Antes era una mujer activa, dedicada a su familia, a sus labores, a su comunidad. Ahora pasa días enteros acostada, luchando contra el dolor físico y el miedo a empeorar. A pesar de todo, no ha perdido la esperanza. Sueña con volver a caminar sin dolor, con salir a la calle sin miedo a caerse, con volver a vivir con dignidad. Los médicos han sido claros: necesita una cirugía de reemplazo de cadera para recuperar su movilidad y frenar el avance de la enfermedad. Sin embargo, el costo de la operación es muy alto, y su familia no tiene los recursos para cubrirlo. Han intentado tratamientos paliativos, analgésicos, terapias… pero ya no es suficiente. Hoy, Antonia necesita una oportunidad. Y esa oportunidad puede venir de ti.