Isabela Arduz Oropeza tiene 13 años y nació con una escoliosis severa: una curvatura anormal de la columna que ha ido empeorando con el tiempo. Desde muy pequeña ha vivido con dolor, visitas médicas y la dificultad de hacer cosas tan simples como sentarse, caminar o cargar su mochila del colegio. A pesar del sufrimiento físico y las miradas curiosas de otros niños, Isabela nunca ha perdido su alegría ni su ternura. Le encanta dibujar , sueña con bailar y ser artista, adora pasar tiempo con su familia. Sin embargo, su condición ha avanzado al punto en que ya no puede disfrutar plenamente de su infancia. Tiene que dejar de ir a clases cuando el dolor se vuelve insoportable y le cuesta respirar con normalidad. Su familia ha tocado muchas puertas. Han recorrido hospitales y especialistas, recibiendo la misma respuesta: Isabela necesita una cirugía correctiva lo antes posible. Esta operación le permitiría corregir la curvatura de su columna, aliviar el dolor y evitar que la deformidad siga afectando sus órganos internos. Pero el costo es demasiado alto para ellos. Son una familia trabajadora, con recursos limitados, que han hecho todo lo posible por ayudarla hasta aquí. Hoy, Isabela necesita una oportunidad. Una que le permita moverse sin dolor, volver al colegio, y soñar con un futuro sin límites.